domingo, 19 de julio de 2009


Cuanto pasa en un día

Dentro de un día nos veremos.
Pero en un día crecen cosas,
se venden uvas en la calle,
cambia la piel de los tomates,
la muchacha que te gustaba
no volvió más a la oficina.
Cambiaron de pronto el cartero.
Las cartas ya no son las mismas.
Varias hojas de oro y es otro:
este árbol es ahora un rico.
¿Quién nos diría que la tierra
con su vieja piel cambia tanto?
Tiene más volcanes que ayer,
el cielo tiene nuevas nubes,
los ríos van de otra manera.
Además, ¡cuánto se construye!
Yo he inaugurado centenares de carreteras,
de edificios, de puentes puros y delgados
como navíos o violines.
Por eso cuando te saludo
y beso tu boca florida
nuestros besos son otros besos
y nuestras bocas otras bocas.


Pablo NERUDA - Estravagario 1924

(arriba un pedazo de El Beso, por Gustav Klimt)

domingo, 12 de julio de 2009


Fue ese día en el que se le ocurrió preguntar...
"¿Por qué cuando uno está decidido las oportunidades no aparecen? ¿Y cuando uno está confundido hay miles de momentos oportunos?"
... pero simplemente, nadie contestó.

lunes, 6 de julio de 2009

El choque


Quizá un pequeño choque podría generar grandes cambios.

sábado, 4 de julio de 2009

Largarme



Irme, irme lejos. Fuera de esta ciudad, fuera de todas las ciudades. Largarme y no volver. Sin rumbo, sin destino. Sin la certeza de nada. Caminar y caminar donde no haya nada ni nadie. Nadie a quien a hablar, nadie a quien mirar, a quien considerar. Sólo el viento, la lluvia, la tierra, el pasto, las montañas, las nubes, el cielo, el agua. Todo para mí. Y allí llorar, reir, bailar, volar cuando se me antoje. Sin nada que hacer, admirando la belleza de la Pachamama, los colores y su musicalidad y armonía. Sólo caminar, con pies descalzos, con ojos limpios y el alma trasparente. Otoño. Invierno. Primavera. Verano. Sola. Sin raíces. Sin límites. Sin prohibiciones. Sin inhibiciones. Sin penas. Sin nada, nada que lastime, que angustie. Sin calles. Sin caminos. Sin estructuraciones. No, sólo vida. Nada más. Nada menos. Ni él, ni ella, ni ellos, ni ellas, ni usted o ustedes. Sólo yo y el mundo.

Claro que no podría huir sin haberte hecho saber mi única certeza, la única que habita en mi ser. Sin haberte confesado lo mucho que te he querido, ayer, hoy y siempre. Y sólo en ese momento, sólo así, podré largarme de aquí. Y quizá, quizá podamos ser nosotros...