sábado, 4 de julio de 2009

Largarme



Irme, irme lejos. Fuera de esta ciudad, fuera de todas las ciudades. Largarme y no volver. Sin rumbo, sin destino. Sin la certeza de nada. Caminar y caminar donde no haya nada ni nadie. Nadie a quien a hablar, nadie a quien mirar, a quien considerar. Sólo el viento, la lluvia, la tierra, el pasto, las montañas, las nubes, el cielo, el agua. Todo para mí. Y allí llorar, reir, bailar, volar cuando se me antoje. Sin nada que hacer, admirando la belleza de la Pachamama, los colores y su musicalidad y armonía. Sólo caminar, con pies descalzos, con ojos limpios y el alma trasparente. Otoño. Invierno. Primavera. Verano. Sola. Sin raíces. Sin límites. Sin prohibiciones. Sin inhibiciones. Sin penas. Sin nada, nada que lastime, que angustie. Sin calles. Sin caminos. Sin estructuraciones. No, sólo vida. Nada más. Nada menos. Ni él, ni ella, ni ellos, ni ellas, ni usted o ustedes. Sólo yo y el mundo.

Claro que no podría huir sin haberte hecho saber mi única certeza, la única que habita en mi ser. Sin haberte confesado lo mucho que te he querido, ayer, hoy y siempre. Y sólo en ese momento, sólo así, podré largarme de aquí. Y quizá, quizá podamos ser nosotros...

1 comentario:

  1. Si, eso de abrir los brazos y acercar los pocos recuerdos que te sobraban y habìas pateado a las esquinas. Esos cuadernitos embadurnados en papel araña.

    Saluditos.

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